MAMÁ QUIERO SER APAREJADOR
¡SI HOMBRE!, TÚ A LA UNIVERSIDAD A ESTUDIAR...
Es lo que seguramente le respondería una madre hoy en día a su hijo, si quisiera estudiar tan honorable carrera. Sin, embargo es comprensible que tras un baile absurdo de nombres,la gente esté descolocada. La actual carrera (ya grado) de arquitectura técnica ha sido la más "violada" en cuanto al nombre se refiere en la historia de España y esto ha provocado una confusión general de cómo buscar este tipo de técnico y cuáles son sus competencias
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Mucha gente me sigue preguntando: pero, ¿Tú qué eres? Ingeniero, aparejador, delineante, arquitecto técnico... A diferencia del delineante (estudios de ciclos formativos), sinceramente el nombre me da igual. Recuerdo tener ciertas disputas con algunos compañeros arquitectos "superiores" sobre el deshonor que sentían al oir su título universitario utilizado en otra carrera.
Entonces el pique estuvo con arquitectura, pero el último cambio ha traído más de una disputa. Recuerdo la gran propaganda y bombo académico que se le dio al cambio de nombre de nuestra carrera a Ingeniero de Edificación mientras estaba en la entonces Escuela de Gestión en la Edificación (ETSGE) de la UP de Valencia. La propuesta brillaba con un buen traje: más diversificación laboral, mejor conocimiento técnico, y mayor salida en el extranjero (el titulo de Building Engineer existe en muchos países europeos; recordemos que la figura del arquitecto técnico es puramente española)
Algo que el famoso plan Bolonia traía a nuestra carrera era la separación y desvinculación de la carrera con el oficio de arquitecto técnico. Algo que abría nuestro campo de actuación a nuevas tendencias de mercado como la figura del ya mencionado en otras entradas "Project Manager". Y este cambio venía con un cambio de nombre con pegada, bonito y mucho más claro.
Pues bien, todos esos propósitos se vieron truncados tras la queja por parte del colectivo de colegios oficiales de ingenieros industriales españoles. Por el miedo al intrusismo laboral y atendiendo más a intereses personales que a los de los colegiados, solictitaron la modificación del nombre de Ingeniero de Edificación por otro que no contuviera la palabra "Ingeniero" dado que según ellos "inducía a confusión". Así que si en el pasado la riña fue con arquitectos, tocaba el turno de los "industriales".

Los jueces, con miedo a mojarse por un bando u otro, intentaron dar largas a las consecutivas apelaciones entre colegios a nivel nacional. La universidad no expedía títulos dado que el nombre no era legal, había confusión a la hora de matricularse y en el mundo laboral nadie sabía como presentarse. Yo personalmente llegué a presentarme como maestro de obras medio en broma medio en serio. En el extranjero, estuve días pensando qué podía hacer con un resguardo de título en el que aparecían como nombre, la palabra GRADO sin apéndice sin nada más. Era simplemente un Grado.Y aquellos que sufrimos este cambio, se convirtió en una pesadilla.
Finalmente, hemos vuelto al principio. Grado en Arquitectura Técnica. Volvemos a llamarnos como la mayoría de gente nos conoce. Por una época que se recordará como la época dorada de nuestra profesión, al igual que muchas otras relacionadas con la construcción. Todos sabemos a cuándo me refiero. Y nunca se sabe, a lo mejor en el futuro volvemos a cambiar de nombre. Lo que sí es seguro que aún mucha gente, sobre todo abuelitos, cuando hablen entre ellos de qué estudia cada nieto, alguno dirá: ¡Pues mi nieto es aparejador!
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